lunes, 30 de noviembre de 2009

RABINDRANATH TAGORE





EL JARDÍN





- ¡Ten piedad de mí, reina mía!
- Pero,¿cómo vienes ahora, di, cuando ya todos se han ido?
- Por eso; porque mi hora es la última de todas.
Y vengo a preguntarte qué te queda por mandar
a tu esclavo.
- ¿Y qué quieres, que te diga tan tarde, di?
- Pues hazme jardinero de tu jardín.
- ¡Jardinero de mi jardín!...¿Te haz vuelto loco?
- No... Dejaré todo lo demás. Tiraré espadas y lanzas.
¡Y no me mandes a cortes lejanas, ni me pidas
nuevas conquistas!
¡No quiero ser más que jardinero de tu jardín!
- ¿Y qué vas hacer, di.?
- Te serviré en tus días ociosos.
Tendré fresca la yerba del sendero
por donde vas cada mañana, y mis flores
ansiosas de morir bajo tus pies
te colmarán de bendiciones.
Te meceré en un columpio que haré para ti
entre las ramas de saptaparna, y la luna
del anochecer se extremará en besar
el vuelo de tu falda entre las hojas.
Renovaré el aceite perfumado de la lámpara
de tu alcoba. Adornaré maravillosamente
tu escabel con pinturas de azafrán y sandalo...
- ¿Y qué querrás por recompensa?
- Que me dejes tener entre mis manos
los capullos de loto de tus puñitos
y enlazar tus muñecas con cadenas de flores;
que me dejes pintar las plantas de tus pies
con sangre ashoca y quitar con mis besos
el polvillo que tomen al azar...
-...Bueno desde hoy eres jardinero de mi jardín.










FOTO: Marc Williams












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viernes, 27 de noviembre de 2009









Como corre la gacela, loca de su propio perfume,
por la sombra de los bosques, así esta noche del
corazón de mayo, caliente de la brisa del sur,
corro yo, loco.
He perdido mi camino y yerro al azar.
Y quiero lo que no tengo,
y lo que tengo no lo quiero.

La imagen de mi propio deseo, sale de mi corazón.
y, danzando ante mi, centellea una vez y otra,
subita.
La quiero agarrar, y se me va; y ya lejos,
me llama otra vez desde el atajo...
Y quiero lo que no tengo
y lo que tengo no lo quiero.









FOTO: Rodilav.









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jueves, 26 de noviembre de 2009








¡Dime si esto es verdad, dime si todo es verdad!

Cuando relampaguean mis ojos,
el nubarrón oscuro de tu pecho
me responde como un trueno.

Di, ¿es verdad que mis labios son dulces
como el capullo entre abierto del primer amor
voluntario?

¿Es verdad que el recuerdo desvaído de todos
los mayos pasados está en mis piernas
y en mis brazos?

¿Es verdad que la tierra se deshace en canciones,
como un arpa, si la rozan mis pies?

¿Es verdad que el rocío cae de los ojos de noche
cuando vengo, que la luz de la mañana
se alegra cuando me agarra el cuerpo?

¿Es verdad, es verdad di, que tu amor iba solo,
a través de los siglos y del mundo, en mi busca?

¿Es verdad que, cuando al fin me encontraste,
tu deseo milenario halló la paz completa
en mi habla suave,
en mis ojos,
en mis labios,
en mi pelo suelto?

¿Es verdad, es verdad, es verdad
que el misterio del infinito está grabado
en esta frente mía tan pequeña?

¡Dime si esto es verdad, dime si todo es verdad!








FOTO: Marc Williams











P&I







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miércoles, 25 de noviembre de 2009






Cuando vengo a despedirme de ti,
una sonrisa incrédula te salta en los ojos.
Me he despedido tantas veces ya,
que siempre crees que he de volver,
y, a decir verdad, yo lo creo como tú...
Por que los días de primavera vuelven y vuelven,
y la luna llena se despide y vuelve,
y vuelven las flores a las ramas...
Si yo te digo adios,
¿Por qué no he de volver también?

Pero guarda un momento la ilusión;
¡no la espantes tan rudamente!
Cuando te digo que me voy para siempre,
créeme, y que un velo de lágrimas
haga más hondos tus ojos, un instante.
Luego, cuando yo vuelva,
¡ríete burlonamente de mi cuanto quieras!










FOTO: Claire Pismont.









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lunes, 23 de noviembre de 2009








Si tu lo quieres, dejaré de cantar.
Si te asusto el corazón, quitaré mis ojos de tu cara.
Si te fastidio en tu recreo, me alejaré por otra senda.
Si te equivoco cuando estás recogiendo flores,
no ire más por tu jardín solitario.
Si mis remos te alborotan el agua,
no llevaré más mi barca por tu orilla...













FOTO: Claire Pismont.











P&I






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jueves, 19 de noviembre de 2009







No me avergüences más con tus ojos,
que no he venido a mendigar por ti.
Sólo me paré un instante al final de tu patio,
al otro lado de los rosales de tu jardín.
¡No me avergüences más con tus ojos!

No tomé una rosa, ni una fruta de tu jardín.
Me eché, humilde, a la sombra del camino,
que no se niega al caminante,
Pero no toqué una rosa.

Mis pies estaban cansados y la lluvia me calaba.
Gemía el viento entre las ramas dobladas del bambú
y las nubes corrían por el cielo
como huyendo de una derrota...
Mis pies estaban cansados.

No sé que pensaste de mi,
ni a quién esperabas a la puerta.
El relámpago te deslumbraba los ojos vigilantes.
¿Cómo iba yo a saber que tú me veías allí en la oscuridad?
¡No sé que pensabas de mí!

El día muere. Ha dejado un momento de llover.
Me voy. Ahí te dejo la yerba en que me senté
y la sombra del árbol último de tu jardín, que me amparó.
Cierra tu puerta, que oscurece.
Yo sigo mi camino... El día a muerto.













FOTO: Claire Pismont










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martes, 17 de noviembre de 2009








Guardé del viento la lámpara en mi mente,
y la luz se me apagó.
Apreté la flor contra mi corazón,
ansioso de cariño, y se me quemó la flor.
Apresé el agua por que fuese para mí,
y se me secó la fuente.
Quise llegar a un son que no alcanzaba mi arpa,
y la cuerda se me saltó.














FOTOS: Claire Pismont












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Mujer, no sólo eres obra de Dios;
los hombres te están creando eternamente
con la hermosura de sus corazones,y sus ansias
han vestido de gloria tu juventud.

Por ti labra el poeta su tela de oro imaginario;
el pintor regala a tu forma,día tras día,nueva inmortalidad.
Por adornarte, por vestirte, por hacerte más preciosa,
el mar da sus perlas, la tierra su oro, su flor los jardines
de estío.

Mujer eres mitad mujer y mitad sueño.
















P&I

miércoles, 11 de noviembre de 2009










¡Calmate, corazón mío; que sea dulce el instante del adios!
¡Qué no sea esto un morir, sino un completarse. Que el amor
se deshaga en el recuerdo y se vaya en canciones el dolor.
Que este volar por los cielos una al fin sus alas en el nido.
Que la caricia postrera de tus manos sea suave,como una flor
de noche.

¡Y tú, belleza que te vas, detente un momento y di tus
últimas palabras en silencio, que yo me inclino ante ti
y alzó mi lámpara para alumbrarte en tu camino!.














P&I

sábado, 7 de noviembre de 2009










Por el sendero vespertino de mi sueño me fui en busca de
un amor que había sido mío en otra vida...
La casa estaba al fin de una calle desolada.
El pavoreal favorito se dormía en el techo,
con la brisa del crepúsculo,
y las palomas callaban en su nido.


Ella dejó la lámpara en el umbral y vino a mi encuentro.
Alzó sus grandes ojos a los míos y me dijo muda:
"¿Cómo estás di?
Iba a responderle, pero se me habían olvidado las palabras.
Pensé, y pensé, y no pude recordar nuestros nombres...


Sus ojo se llenaban de lágrimas.
Me tendió la mano y yo se la tomé en silencio...
La lámpara tembló un momento en la brisa del anochecer y se apagó.










FOTO: Mark Williams







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Hecho un espíritu, marañoso el rojo pelo polvoriento,
sumida la boca, cerrada la puerta del corazón,
los ojos ardiendo, como el farol de la luciérnaga
que quiere compañero, el loco buscaba
la piedra filosofal.

El mar inmenso bramaba ante él.
Las olas incansables hablaban sin parar
de sus tesoros ocultos, burlandose de su
ignorancia, que no las entendia.
Quizá no le quedaba una esperanza,
pero no quería descansar,
porque su vida era ya sólo búsqueda.

Como el mar tiende, sin descanso, sus brazos al cielo
imposible; como van las estrellas, en círculos eternos,
buscando la meta ignorada; el loco, sudorosos
los rojos cabellos, erraba por la playa solitaria
buscando la piedra filosofal.

Una vez, un niño de pueblo le dijo:
"Oye, ¿quién te dio esa cadena de oro
que llevas a la cintura?"
El loco se miró sobresaltado.
¡Su cadena de hierro era de oro!
No estaba soñando, no; pero no se acordaba
del cambio.
Y enfurecido, se golpeaba la frente.
¿Dónde había encontrado la piedra sin saberlo?
Tenía tal costumbre de tomar piedrecitas,
tocar con ellas la cadena y volverlas a tirar,
sin mirar si el hierro se hacía oro,
que había encontrado la piedra filosofal
y la había vuelto a perder.

Se ponía el sol bajo, y todo el cielo era de oro.
El loco empezó a desandar lo andado,
detrás del perdido tesoro, sin fuerzas,
doblando el cuerpo, el corazón en el polvo,
como un árbol arrancado de raíz.










FOTO: Claire Pismont






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Aunque llegue lenta la noche apagando las canciones;
aunque los otros pájaros se hayan ido a dormir
y tú estés cansado;
aunque el miedo rumie en la sombra
y se cubra el rostro del cielo,
¡pájaro mío, óyeme, no cierres las alas!

No, no son las sombras del bosque,
es el mar que se hincha como un culebrón negro;
no es la danza del jazmín en flor,
sino el filo de la espuma...
¿Dónde, dónde está la verde orilla con sol?
¿Dónde tu nido?
¡Pájaro mío, óyeme, no cierres las alas!

La noche solitaria esta atravesada en tu camino
y la aurora duerme tras los montes sombríos.
Las estrellas conteniendo el aliento cuentan las horas.
La luna débil nada en el cielo profundo.
¡Pájaro mío, óyeme, no cierres las alas!

¡Ni la esperanza ni el temor son tuyos!
¡No hay para ti palabras, ni suspiros,
ni gritos, ni hogar, ni nido!
¿Sólo tienes tus dos alas y el cielo sin rutas?
¡Pájaro mío, óyeme no cierres las alas!









FOTO: Umair Ghani









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Nadie es eterno, hermano, y nada previve.
Recuerda esto y alégrate.

No es nuestra vida una sola carga añosa,
nuestro sendero no es el único camino largo.
Ningún poeta tiene el deber de cantar
la antigua canción.
La flor se marchita y muere.
pero el que la lleva, no ha de llorarla
para siempre...

Hermano, recueda esto y alégrate.

Llegará un silecio absoluto
y la música será entonces perfecta.
Decae la vida hacia poniente para ahogarse
en sombras doradas.
El amor ha de ser llamado de su juego,
a que beba penas y suba al cielo de los llantos...

Hermano, recueda esto y alégrate.

Tomamos, volando, nuestras flores,
no las robé el viento pasajero.
Nuestra sangre se enciende y se avivan nuestros ojos
robando besos que se mustiarían si los olvidáramos.
Avidez es nuestra vida y pujanza nuestro deseo,
porque el tiempo está tocando a muerto.

Hermano, recuerda esto y alegrate.

No podemos, en un punto,abrazar las cosas,
hacerlas pedazos y echarlas al polvo.
Las horas pasan ligeras,
con los sueños bajo el manto.
La vida, sin fin para el trabajo y el hastío,
sólo nos da un día para el amor.

Hermano, recuerda esto y alegrate.

La belleza nos es dulce porque el ritmo
voluble de su danza es el de nuestras vidas.
La sabiduría nos es cara porque no tenemos
tiempo de completarla.
En lo eterno todo está hecho y concluido,
pero las flores de la ilusión terrena
son eternamente frescas, gracias a la muerte.

Hermano recuerda esto y alégrate.






FOTO: Rodislav








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Un día mojado de julio, siendo yo niño,
hice un barco de papel y lo eché al arroyo.
Yo estaba solo ¡y era tan feliz con mi juego!

...Y eché mi barco de papel al arroyo.

Las nubes se pusieron negras, pasó el vendaval
y cayó del cielo un diluvio.
Y el agua fangosa, ancha y violenta,
se llevó mi barco.

Pensé amargamente que la tormenta había sido sólo
contra mi ventura, que todo su daño había sido
sólo para mí.

Hoy, día nublado y largo de julio, meditaba
yo en esos juegos de la vida en los que siempre perdí.
Le reñía a mi destino por tanta treta,
cuando, de repente, recordé el barquito de papel
que se me fue en el agua del arroyo...











P&I

martes, 3 de noviembre de 2009








A media noche el hombre dijo:
"Ha llegado la hora de dejar mi casa y de buscar a Dios.
¿Quién me ha tenido en engaño tanto tiempo?"
Dios le respondió sereno:
"Yo".
Pero el hombre nada oía.

La madre dormía dulce, con el el niño dormido en el pecho,
a un lado de la cama dijo el hombre:
"Quienes sois vosotros que me habéis engañado tanto tiempo?"
La voz de Dios dijo otra vez:
"Ellos son Dios".
Pero el hombre nada oía.

El niño gritaba en sueños apretándose contra su madre.
Dios le dijo al hombre.
"Detente necio y no dejes tu hogar".
Pero el hombre nada oía.
Y Dios suspiraba tristemente.
"¿Por qué querrá venir a mí, abandonándome?"












FOTO: Claire Pismont









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lunes, 2 de noviembre de 2009








EL JARDÍN

Te alabo, mujer, porque con una mirada puedes robar al

arpa toda su riqueza melodiosa,y ni siquiera escuchas sus canciones.

Te adoro, porque pudiendo humillar las cabezas más altivas del mundo,

amas a los desconocidos de la tierra.

Me conmueves porque con esos brazos, cuya hermosura diera gloria a un rey,

son los esclavos diarios de tu hogar humilde.









Por los arrozales amarillos y verdes huyen sombras y sombras de nubes,

que el sol de otoño persigue rápido.Las abejas se olvidan de libar la flor y,

ebrias de luz, zumban, en vuelo estático. En las islas del río. los patos alegres

clamorean sin razón...

¡Nadie vuelva a casa esta mañana! ¡Qué no trabaje nadie hoy! ¡Vamos a asaltar el

cielo azul,a saquear corriendo, enloquecidos los espacios! ¡Flote la risa en los

aires, como la espuma en el río! ¡Derrochemos, cantando sin sentido la mañana!










FOTO: Claire Pismont






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domingo, 1 de noviembre de 2009


RABINDRANATH TAGORE


Tú que no sé quién eres;tú, que lees estos versos míos que tienen ya cien años, oye:

No puedo ofrecerte una sola flor de todo el tesoro de la primavera, ni una sola luz de estas nubes de oro. Pero abre tus puertas y mira, y toma entre la flor de tu jardín, el recuerdo oloroso de las flores que hace cien años murieron.

¡Y ojalá puedas sentir en la alegría de tu corazón la alegría viva que esta mañana de abril te mandó, a través de cien años, cantando dichosa.













P&I