miércoles, 1 de agosto de 2007

"EL CANTO DE LAS MUJERES GUERRERAS"
















"El canto de las mujeres de Chalco".


Autor: Aquiahuatzin de Ayapanco
´siglo XVI


Cronista: Chimalphain 1579-?

Regiòn: Chalco- Amecameca.


Traductor y recopilador de textos: Dr. Miguel Leòn-Portilla






Moctezuma Ilhuicamina conquista Chalco-Amecameca en 1464; al morir Moctezuma, Axayàcatl lo sustituye y la situaciòn de los chalcas mejora, aunque sigue siendo un pueblo sometido.

Aquiauhatzin el autor del poema busca mejorar las condiciones de vida de los chalcas y compone el poema, "Canto de primores, burlas y cosquilleos".*, dedicado a Axayacatl quièn gobernò
de 1469 a 1481.
Este canto es un poema eròtico donde provocan al nuevo Emperador para conseguir su benevolencia.


El poeta propone que sean ahora las mujeres las que hagan la guerra, pero es una batalla que se llevara a cabo en el terreno sexual y ganara, quièn estè mejor dotado.
En una fiesta en el palacio de Axayàcatl, cantan el poema y Axayàcatl atraido por el canto sale de sus habitaciones a escucharlo, le gustò tanto que hace parte de su sèquito al cantor y al poeta, y con mucha frecuencia se hacia interpretar el "El canto de las mujeres guerreras".
Estos datos se conocen por el cronista nàhuatl Chimalpahin.

*"Quince poetas del mundo nàhuatl"
Dr. Miguel Leon Portilla
Editorial Diana 2006
Pag. 293

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Levantàos, levantàos, hermanitas mìas,
vayamos, vayamos, buscaremos flores,
vayamos, vayamos, cortaremos flores.
Aquì se extienden, aquì se extienden
las flores del agua y del fuego, flores del escudo,
las que antojan a los hombres,
las que son placenteras:
flores de guerra.


Son flores hermosas,
¡con las flores que estàn sobre mi,
yo me adormo,
son mis flores, soy una de Chalco,
soy mujer!
Deseo y deseo las flores,
deseo y deseo los cantos,
estoy con anhelo, aquì donde hilamos,
en el sitio donde se va nuestra vida.


Yo entono su canto,
al señor, pequeño Axayàcatl,
lo entretejo con flores,
con ellas lo circundo.
Como una pintura es su hermoso canto,
como flores olorosas que dan alegrìa,
mi corazòn las estima en la tierra.


¿Què significa todo esto?
Asì estimo tu palabra,
compañero de lecho,tù pequeño Axayàcatl.
Con flores lo entretejo,
con flores lo circundo,
lo que nos une levanto,
lo hago despertarse.
Asì darè placer
a mi compañero en el lecho,
a ti pequeño Axayàcatl.





Acompañante, acompañante pequeño,
tù señor Azayàcatl.
Si en verdad eres hombre,
aquì tienes donde afanarte.
¿Acaso ya no seguiràs, seguiràs con fuerza?




Hazlo en mi vasito caliente,
consigue luego que mucho de veras se encienda.
Ven a unirte, ven a unitre:
es mi alegrìa,
Dame ya al pequeñìn, dèjalo ya colocarse.


Habremos de reir, nos alegraremos,
habrà deleite,
yo tendrè gloria,
pero no,no, todavìa no desflores,
compañerito, tù, señor, pequeño Axayàcatl.



Yo, yo soy atrapada,
mi manita da vueltas,
ven ya, ven ya.
Quieres tocar mis pechos,
casi mi corazòn.


Quiza tù mismo estropearàs
lo que es mi riqueza.
la acabaràs;
yo, con flores de ave de fuego,
para ti harè resonar mi vientre,
Aquì està: a ti hago ofrenda.







La preciosa flor de maìz tostado,
la del ave del cuello de hule,
la flor del cuervo, tu manto de flores,
estàn ya extendidos.
Sobre la estera preciosa tù yaces,
en casa que es cueva de plumas preciosas,
en la mansiòn de las pinturas.



Asì en su casa me afijo,
tù, madre mìa, quizàs ya no puedo hilar.
Tal vez no puedo tejer, sòlo en vano soy una niña.
Soy muchachita
de mi se dice que tengo varón.





Hay sufrimiento,
lugar de tristeza en la tierra.
Asì tristemente cavilo,
deseo la maldad,
la deseperaciòn ha venido a ser mìa.
Me digo, ven niña,
aun cuando del todo he de morir.



Madre mìa, yo sufro,
aquì tengo yo a mi hombre,
no puede ya hacer bailar el huso,
no puedo meter el palo del telar:
niñito mìo,
de mi te burlas.
¿Què me queda?
¡Lo harè!



¿Como se embaraza el escudo
en el interior de la llanura?
Yo me ofrecerè, me ofrecerè,
niñito mìo, de mi te burlas.



Compañerito, niñito mìo,
tù señor, pequeño Axayàcatl,
vamos a estar juntos,
a mi lado acomòdate,
haz hablar tu ser de hombre.
¿Acaso no conozco,
no tengo experiencia
de tus enemigos, niñito mìo?


Pero ahora abandònate a mi lado.
Aunque seamos mujeres,
tal vez nada logres como hombre.
Flores y canto
de la compañera de placer,
niñito mìo.




Hombre y niño, mi señor, tù, gran señor,
tù pequeño Axayàcatl;
todavìa no empiezas
ya estàs disgustado, compañero paqueño.
Ya me voy a mi casa,
niñito mìo.
Tal vez tù aquì me has embrujado,
has pronunciado hermosas palabras.
Aquì hay ahora embriaguez,
tù embriagate ya.
¿Acaso hay alegrìa en nuestra casa?



¿Acaso tù me has comprado,
tù para ti me adquiriste, niñito mìo?
¿Tal vez cambiaràs mi placer, mi embriaguez?
Acaso desprecias, te has disgustado,
pequeño compañero, ya me voy a mi casa,
niñito mio.




Tù, amiga mìa, tù mujer ofrendadora,
mira como permanece el canto,
en Cohuatepec, en Cuauhtenanpan,
sobre nosotros de extiende, luego pasa.
Tal vez mi ser de mujer hace locuras,
mi pequeño corazòn se aflige.
¿Còmo habrè de hacerlo,
a aquel que tengo por hombre,
aunque sean mìas falda y camisa?
¡Los que son nuestros hombres,
son nuestra hechura!




Revuèlveme como masa de maìz,
tù, señor pequeño Axayàcatl,
yo a ti por completo me ofrezco,
soy yo, niñito mìo, soy yo niñito mìo.
Alegrate, que nuestro gusano se yerga.
¿Acaso no eres un àguila, un ocelote,
tù no te nombras asì, niñito mìo?
¿Tal vez con tus enemigos de guerra no
haràs travesuras?
Ya asì, niñito mìo, entregate al placer.





Nada es mi falda, nada mi camisa,
yo, mujercita, estoy aquì,
viene èl a entregar su armonioso canto,
viene aquì a entregar la flor del escudo.
¿Acaso de algùn modo somos dos,
yo mujer de Chalco, yo Ayocuan?
Quiero que haya mujeres como yo,
de allà de Acolhuacan,
quiero que haya mujeres como yo,
que sean tecpanecas.
¿Acaso de algùn modo somos dos,
yo mujer de Chalco, yo Ayocuan?





Estàn avergonzados: yo me hago concubina.
Niñito mìo,
¿Acaso no me lo haras
como se lo hiciste a la pobre Cuauhtlatohua
Poco a poco desatad la falda,
abrid las piernas, vosotros tlatelolcas,
los que lanzàis flechas,
mirad aquì a Chalco.
Que yo me atavìe con plumas,
madrecita mìa,
que me pinte yo la cara,
¿como habrà de verme
mi compañero de placer?



Ante su rostro saldremos,
quizàs habrà de irritarse
allà en huexotzinco Xayacamachan,
en tetzmolocan.
Yo mujer me untè las manos con ungüentos,
me acerco con mi falda de furto espinoso.
Los verè a todos perecer.

Deseo en Xaltepetlapan a los huexotxincas,
al cautivo de Cuetlaxtan,
a los traviesos cuetlaxtecas,
los verè a todos perecer.
¿De què modo se sabe?
Me llama el niño, el señor, el pequeño Axayàcatl
quiere conmigo lograr su placer.
Por mi causa
a dos tendràs que cuidar
niñito mìo.



Tal vez asì lo quiere tu corazòn,
asì, poco a poco,
cansèmonos.
Tal vez no de corazòn, niñito mìo,
entras a la que es placer,
a tu casa.
Tal vez asì lo quiere tu corazòn,
asì, poco a poco, cansèmonos.



¿De què modo me lo haces, compañero de placer?
Hagàmoslo asì juntos,
¿acaso no eres hombre?
¿què es lo que te confunde?
Mi corazòn con flores circundas,
son tu palabra.
Te digo el lugar donde yo tejo,
el lugar donde hilo,
te hago recordar, compañero pequeño.
¿Què es lo que te turba, corazòn mìo?


Soy vieja mujer de placer,
soy vuestra madre,
soy anciana abandonada,
soy vieja sin jugo,
es esto lo que yo hago, yo mujer de Chalco.
He venido a dar placer
a mi vulva florida,
mi boca pequeña.
Deseo al señor,
al pequeño Axayàcatl.
Mira mi pintura florida,
mira mi pintura florida:
mis pechos.
¿Acaso caerà en vano
tu corazòn,
pequeño Axayàcatl?
He aquì tus manitas,
ya con tus manos tòmame a mì.
Tengamos placer.
En tu estera de flores
en donde tu existes, compañero pequeño,
poco a poco entrègate al sueño,
queda tranquilo, niñito mìo,
tú, señor Axayàcatl.


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