sábado, 7 de noviembre de 2009








Nadie es eterno, hermano, y nada previve.
Recuerda esto y alégrate.

No es nuestra vida una sola carga añosa,
nuestro sendero no es el único camino largo.
Ningún poeta tiene el deber de cantar
la antigua canción.
La flor se marchita y muere.
pero el que la lleva, no ha de llorarla
para siempre...

Hermano, recueda esto y alégrate.

Llegará un silecio absoluto
y la música será entonces perfecta.
Decae la vida hacia poniente para ahogarse
en sombras doradas.
El amor ha de ser llamado de su juego,
a que beba penas y suba al cielo de los llantos...

Hermano, recueda esto y alégrate.

Tomamos, volando, nuestras flores,
no las robé el viento pasajero.
Nuestra sangre se enciende y se avivan nuestros ojos
robando besos que se mustiarían si los olvidáramos.
Avidez es nuestra vida y pujanza nuestro deseo,
porque el tiempo está tocando a muerto.

Hermano, recuerda esto y alegrate.

No podemos, en un punto,abrazar las cosas,
hacerlas pedazos y echarlas al polvo.
Las horas pasan ligeras,
con los sueños bajo el manto.
La vida, sin fin para el trabajo y el hastío,
sólo nos da un día para el amor.

Hermano, recuerda esto y alegrate.

La belleza nos es dulce porque el ritmo
voluble de su danza es el de nuestras vidas.
La sabiduría nos es cara porque no tenemos
tiempo de completarla.
En lo eterno todo está hecho y concluido,
pero las flores de la ilusión terrena
son eternamente frescas, gracias a la muerte.

Hermano recuerda esto y alégrate.






FOTO: Rodislav








P&I

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