He llegado
a los brazos de àrbol florido,
yo florido colibrì,
con aroma de flores me deleito,
con ellas mis labios endulzo.
"EL CANTO DE LAS MUJERES GUERRERAS DE CHALCO"
Autor: Aquiauhtzin de Ayapanco
siglo XVI
Cronista: Chimalpahin 1579-?
Regiòn: Chalco-Amecameca
Quince poetas de mundo nàhuatl
Dr. Miguel Leòn-Portilla
Editorial Diana
2006
El canto de las mujeres de Chalco
Levantàos, vosotras, hermanitas mías
vayamos, vayamos, buscaremos flores,
vayamos vayamos, cortaremos flores.
Aquì se extienden, aquì se extienden
las flores del agua y el fuego, flores del escudo,
las que se antojan a los hombres,
las que son placenteras:
flores de guerra.
Son flores hermosas,
¡Con las flores que estàn sobre mì,
yo me adorno,
son mmis flores, soy una de Chalco,
soy mujer!
Deseo y deseo las flores,
deseo y deseo los cantos,
estoy con anhelo, aquì, donde hilamos,
en el sitio donde se va nuestra vida.
Yo entono su canto
al señor, pequeño Axayàcatl,
lo entretejo con flores,
con ellas lo circundo.
Como una pintura es su hermos canto,
como flores olorosas que dan alegrìa,
mi corazòn las estima en la tierra.
¿Què significa todo esto?
Asì estimo tu palabra,
compañero en el lecho, tù pequeño Axayàcatl.
Con flores lo entretejo,
con flores lo circundo,
lo que nos une levanto,
lo hago despertarse.
Asì dare placer
a mi compañero en el lecho,
a ti pequeño Axayàcatl
Hazlo en mi vasito caliente,
consigue luego que mucho de veras se encienda.
Ven a unirte, ven a unirte:
es mi alegrìa.
Dame ya el pequeñìn dèjalo ya colocarse.
Habremos de reir, nos alegraremos,
habrà deleite,
yo tendre gloria,
pero no, no, todavìa no desflores,
compañerito, tù, señor, pequeño Axayàcatl.
Yo, yo estoy atrapada,
mi manita da vueltas,
ven ya,ven ya.
Quieres tocar mis pechos,
casi mi corazòn.
Quizà tù mismo estropearàs
lo que es mi riqueza,
la acabaras;
yo, con flores color de ave de fuego,
para ti harè resonar mi vientre,
aquì està: a tì hago ofrenda.
La precios flor de maìz tostado,
la del ave de cuello de hule,
la flor del cuervo, tu manto de flores,
estàn ya extendidos.
Sobre la estera preciosa tù yaces,
en cas que es cueva de plumas preciosas,
en la mansiòn de las pinturas.
Asì en su casa me aflijo,
tù, madre mìa, quizàs ya no puedo hilar.
Tal vez no puedo tejer, sòlo en vano soy una niña.
Soy muchachita
de mì se dice que tengo varòn.
Hay sufrimiento,
lugar de tristeza en la tierra.
Asì tristemente cavilo,
deseo la maldad,
la desesperaciòn a venido a ser mìal
Me digo, ven niña,
aun cuando del todo he de morir.
Madre mìa, yo sufro,
aquì tengo a mi hombre,
no puede hacer bailar el huso,
no puedo meter el palo del telar:
niñito mìo,
de mì te burlas.
¿Què me que me queda?
¡Lo hare!
¡Còmo se embaraza el escudo
en el interior de la llanura?
Yo me ofrecerè, me ofrecerè,
niñito mìo, de mì te burlas.
Compañerito, niñito mìo,
tù, señor pequeño Axayàcatl,
vamos a estar juntos,
a mi lado acomòdate,
haz hablar tu ser de hombre.
¿Acaso no conozco,
no tengo experiencia
de tus enemigos, niñito mìo.
Pero ahora abandònate a mi lado.
Aunque seamos mujeres,
tal vez nada logres como hombre.
Flores y cantos
de la compañera de placer,
niñito mìo.
Hombre y niño mi señor, mi señor, tù, gran señor,
tù, pequeño Axayàcatl;
todavìa no empiezas
ya estas disgustado, compañero pequeño.
Ya me voy a mi casa,
niñito mìo.
Tal vez tù aquì me has embrujado,
gas pronunciado hermosas palabras.
Aquì hay ahora embriaguez,
tù embriagate ya.
¿Acaso hay alegrìa en nuestra casa?
¿Acaso tù me has comprado,
tù para ti me adsquiriste, niñito mìo?
¿Tal vez cambiaràs mi placer, mi embriaguez?
Acaso desprecias, te has disgustado,
pequoño compañero, ya me voy a mi casa,
niñito mìo.
Tu amiga mìa, tù mujer ofrendadora.
mira como permanece el canto,
en Cohuatepec, en Cuauhtenanpan,
sobre nosotros se extiende, luego pasa.
Tal vez mi ser de mujer hace locuras,
mi pequeño corazòn se aflige.
¿Còmo habrè de hacerlo,
a aquel que tengo por hombre,
aunque sean mìas falda y camisa?
¡Lo que son nuestros hombres,
son nuestra hechura!
Rèvuelveme como masa de maìz,
tù, señor, pequeño Axayacatl
yo a ti por completo me ofrezco,
soy yo, niñito mìo, soy yo, niñito mìo.
Alègrate, que nuestro gusano se yerga.
¿Acaso no eres un àguila, un ocelote,
tù no te nombras asì, niñito mìo?
¿Tal vez con tus enemigos de guerra no
haras travesuras?
Ya, asì niñito mìo, entrègate al placer.
Nada es mi falda, nada mi camisa,
yo, mujercita, estoy aquì.
viene èl a entregar su armonioso canto,
viene aquì a entregar la flor del escudo.
¿Acaso de algùn modo somos dos,
yo mujer de Chalco, yo ayocuan?
Quiero que haya muejers como yo,
de allà de Acolhuacan,
quiero que haya mujeres como yo,
que sean tecpanecas.
¿Acaso de algùn modo somos dos,
yo mujer de Chalco, yo Ayocuan?
Estàn avergonzados: yo me hago concubina.
Niñito mìo,
¿Acaso no me lo haras
como se lo hiciste al pobre de Cuauhtlatohua?
Poco a poco desatad la falda,
abrid las piernas, vosotros tlatelolcas,
los que lanzàis flechas,
mirad aquì a Chalco.
Que yo me atavìe con plumas,
madrecita mìa,
que me pinte yo la cara,
¿Còmo habrà de verme
mi compañero de placer?
Ante su rostro saldremos
quizà habrà de irritarse
alla en huexotzinco Xayacamachan,
en Tetmolocan.
Yo mujer me untè las manos con ungüentos,
me acerco con mi falda de fruto espinoso,
con mi camisa de fruto espinoso.
Los verè a todos perecer.
Deseo en Xalteptlapan a los huexotzincas,
al cautivo de Cuetlaxtan,
a los traviesos cutlaxtecas,
los verè a todos perecer.
¿De que modo se sabe?
Me llama el niño, el señor, el pequeño Axayàcatl
quiere conmigo lograr su placer.
Por mi causa
a dos tendràs que cuidar,
niñito mìo.
Tal vez asì lo quiere tu corazòn
asì, poco a poco,
cansèmonos.
Tal vez no de corazòn, niñito mìo,
entra a la que placer,
a tu casa.
Tal vez asì lo quiere tu corazòn,
asì, poco a poco, cansèmonos.
¿De què modo me lo haces, compañero de placer?
Hagàmoslo asì juntos,
¿Acaso no eres hombre?
¿Què es lo que te confunde?
Mi corazòn con flores circundas,
son tu palabra.
Te digo le lugar donde yo tejo,
el lugar donde hilo,
te hago recordar, compañero pequeño.
¿Què el lo sque te turba, corazòn mìo?
Soy vieja mujer de placer,
soy vuestra madre,
soy anciana abandonada,
soy vieja sin jugo,
es esto lo que hago, yo mujer de Chalco.
He venido a dar placer
a mi vulva florida,
mi boca pequeña.
Deseo al señor,
al pequeño Axayàcatl.
Mira mi pintura florida,
mira mi pintura florida:
mis pechos.
¿Acaso caerà en vano
tu corazòn,
pequeño Axayàcatl?
He aquì tus manitas,
ya con tus manos tòmame a mi.
Tengamos placer.
En tu estera de flores
en donde tu existes, compañero pequeño,
poco a poco entrègate al sueño,
queda tranquilo, niñito mìo,
tù señor Axayàcatl.