Tù le diste esa ardiente simetrìa
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu dìa;
esos bultos de nieve, que bullìa
al soliviar del la tersura,
y,prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan tu armonìa.
¡Ay, tù, señor le diste esa ladera
que en un àlabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado!
¿A què tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama,
¡Dalè la eternidad que le has negado!
Dàmaso Alonso
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu dìa;
esos bultos de nieve, que bullìa
al soliviar del la tersura,
y,prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan tu armonìa.
¡Ay, tù, señor le diste esa ladera
que en un àlabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado!
¿A què tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama,
¡Dalè la eternidad que le has negado!
Dàmaso Alonso
No hay comentarios:
Publicar un comentario