DÈCIMAS A MI MUERTE
I
He de morir de mi muerte,
de la que vivo pensando,
de la que estoy esperando
y en temor se me convierte.
Mi voz oculta me advierte
que la muerte conque muera
no puede venir de fuera,
sino que debe nacer
de la hondura de mu ser
donde crece prisionera.
III
De tanto saberte mía,
muerte, mi muerte sedienta,
no hay minuto que no sienta
tu invasiòn lenta y sombrìa.
Antes no te conocìa
o procuraba ignorarte,
pero al sentirte y pensarte
he podido comprender
que vivir es aprender
a morir para encontrarte.
VI
Sufro tu cauce sombrio
que bajo mi piel avanza
fatigando mi esperanza
con su oculto desafìo.
Yo siento que tu vacìo
de mis entrañas respira
y que sediento me mira
desde mi sangre hacia afuera
como verdad prisionera
que en contra de mi conspira.
ELÌAS NANDINO
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