sábado, 9 de febrero de 2008
RECORIÈNDOTE
Quiero morder tu carne,
salada y fuerte,
empezar por tus brazos hermosos
como ramas de ceibo,
seguir por ese pecho con el que sueñan mis sueños
ese pecho-cueva donde se esconde mi cabeza
hurgando la ternura,
ese pecho que suena a tambores y vida continuada.
Quedarme allì un rato largo
enredando mis manos
en ese bosquecito de arbustos que te crece
suave y negro bajo mi piel desnuda
seguir despuès hacia tu ombligo
hacia ese centro donde te empieza el cosquilleo,
irte besando, mordiendo,
hasta llegar allì
a ese lugarcito
-apretado y secreto-
que se alegra ante mi presencia
que se adelanta a recibirme
y viene a mi
en toda su dureza de macho enardecido.
Bajar luego a tus piernas
firmes como tus convicciones guerrilleras,
esas piernas donde tu estatura se asienta
con las que vienes a mì
con las que me sostienes,
las que enredas en la noche entre las mìas
blandas y femeninas.
Besar tus pies, amor,
que tanto tienen que recorrer sin mì
y volver a escalarte
hasta apretar tu boca con la mìa,
hasta llenarme toda de tu saliva y tu aliento
hasta que entres en mì
con la fuerza de la marea
y me invadas con tu ir y venir
de mar furioso
y quedemos los dos tendidos y sudados
en la arena de las sàbanas.
Poesìa: GIONCODA BELLI (Nicaragua)
Imagen: NIKO GUIDO, photo.net
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