ÁFRICA
África, mi África,
África de los altivos guerreros en las sabanas ancestrales,
África que mi abuela canta
Al borde de su río lejano,
Nunca te he conocido
Pero mi mirada está llena de tu sangre,
Tu bella sangre negra a través de los campos derramada,
La sangre de tu sudor,
El sudor de tu trabajo,
El trabajo de la esclavitud,
La esclavitud de tus hijos.
África, dime África,
¿Eres tú pues esa espalda que se inclina
Y se tiende bajo el peso de la humildad,
Esa espalda temblorosa con rayaduras rojas
Que dice sí al látigo en los caminos del mediodía?
Entonces gravemente me respondió una voz:
-Hijo impetuoso, ese árbol joven y robusto,
Ese árbol allá lejos,
Esplendidamente solo en medio de flores blancas
Y marchitas,
Es África, tu África que reverdece,
Que reverdece pacientemente, obstinadamente,
Y cuyos frutos tienen poco a poco
El amargo sabor de la libertad.
Poesía: David Diop, poeta senegales.
Imagenes: Hans Sylvester
P&I
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