miércoles, 25 de noviembre de 2009
Cuando vengo a despedirme de ti,
una sonrisa incrédula te salta en los ojos.
Me he despedido tantas veces ya,
que siempre crees que he de volver,
y, a decir verdad, yo lo creo como tú...
Por que los días de primavera vuelven y vuelven,
y la luna llena se despide y vuelve,
y vuelven las flores a las ramas...
Si yo te digo adios,
¿Por qué no he de volver también?
Pero guarda un momento la ilusión;
¡no la espantes tan rudamente!
Cuando te digo que me voy para siempre,
créeme, y que un velo de lágrimas
haga más hondos tus ojos, un instante.
Luego, cuando yo vuelva,
¡ríete burlonamente de mi cuanto quieras!
FOTO: Claire Pismont.
P&I
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