sábado, 8 de marzo de 2008

SEGADOR SOBRE FONDO ROJO (1913)












LA FLAUTA DE LAS VÈRTEBRAS

II



Y con mi ùltimo amor,
brillando como el rosa del tìsico,
besè al cielo, que olvidaba
entre humaredas ser azul
y a las nubes, semejantes
a refugiados harapientos.

De pura alegrìa ahogarè los aullidos
de las hordas
que han olvidado la dulzura del hogar
¡Escuchad,
hombres!
Salid de las trincheras,
terminarèis la guerra màs adelante.

Aùn cuando
tambaleante de sangre como Baco,
se libra una batalla.
las palabras de amor nunca son degradadas.
¡Queridos alemanes!
Sè muy bien que en vuestros labios tenèis
a Gretchen de Goethe.

El fracès atravesado por una bayoneta, sonrìe;
con una sonrisa en los labios cae el aviador
recordando
el beso de tu boca
¡Oh! Traviata,

Màs què representa para mì
la rosada molicie mordisqueada por los siglos.
¡Hoy caemos a otros pies!
Es a ti a quien yo canto,
maquillada y pelirroja.
Quiza de estos dìas
terribles como la punta de las bayonetas,
no quedemos, cuando encanezca la barba de los siglos,
màs que tù
y yo
persiguiendote de ciudad en ciudad.
Por màs que estès comprometida del otro lado del agua,
por màs que te ocultes en el nicho de la noche,
te abrazarè a travès de la bruma de Londres
con los labios fogosos de sus faroles.

Por màs que en el desierto tòrrido alargues caravanas,
allà donde los leones se mantienen en guardia,
yo posarè para ti,
bajo la polvareda,
herido por el viento,
con el Sahara quemando en mi mejilla.

Por màs que vistas los labios con una sonrisa,
por màs que encuentres hermoso al torero,
repentinamente
lanzarè al tendido el celo
de la mirada moribunda del toro.
Por màs que vayas por el puente con paso distraìdo,
pensando, por ejemplo:
"Abajo harà buen tiempo"
y yo serè el que fluye bajo el puente,
serè el Sena,
llamàndote, mostràndote
mis dientes podridos.

Por màs que con otro enardezcas a los trotones
en Strekla o Sokolniki,
serè yo quien, encaramado alto, muy alto
te esè aguardando, pequeña luna lànguida y desnuda.

Soy fuerte
y ellos podrìan necesitarme,
y si me ordenasen:
¡muere en combate!
Tu nombre
serà el ùltimo en coagularse
entre mis labios desgarrados por el obùs.

¿Morirè coronado?
¿En Santa Elena?
Las tempestades marinas ensillan a las olas.
Soy candidato tanto
al trono del universo
como a las esposas.
El destino quiso que sea zar
Contra la imagen de tu carita
grabada con oro solar en mi moneda,
ordeno a mi pueblo:
¡Golpea!

Y allà lejos,
donde la gente se marchita, en la tundra,
donde el viento del Norte comercia con el rìo,
grabarè en mis cadenas el nombre de Lili
y lo besare en las tinieblas de mi celda.
¿Escuchad pues vosotros
que olvidàis fàcilmente que el cielo es azul,
con el pelo erizado de los animales!
Este es, tal vez sea,
el ùltimo amor del mundo
iluminado por un rostro de tìsico.


1915.












Imagenes y poesìa.

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