domingo, 21 de diciembre de 2008













LA GIGANTA


Cuando el numen potente de la naturaleza
concebía a diario monstruosos engendros,
me hubiese consagrado a una joven giganta
como un gato sensual, a los pies de una reina.

Y me hubiera gustado ver florecer su cuerpo
con su alma, y crecer entre juegos terribles,
presentir si su pecho incuba oscuras llamas
en la húmeda niebla que nada entre sus ojos;

recorrer sin premura sus espléndidas formas;
trepar por la pendiente de sus grandes rodillas,
y a veces, en estío, cuando soles malsanos

le fatigan y la hacen tenderse en las praderas,
buscar para dormir la sombra de sus senos,
como un pueblo apacible, al pie de una montaña.











Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec











P&I

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