lunes, 29 de diciembre de 2008













EPÍGRAFE PARA UN LIBRO CONDENADO


Lector apacible y bucólico,
hombre de bien cándido y sobrio,
tira este libro saturniano,
melancólico y orgiástico.

Si no estudiaste retórica
con Satán, decano astuto,
tíralo, no entenderías
o me creerías histérico.

Si sin dejarte subyugar
sabes hundirte en las tinieblas,
léeme y aprende a amarme;

¡Alma curiosa, tú que sufres,
y vas buscando el paraíso
compadéceme... o te maldigo!











Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.










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sábado, 27 de diciembre de 2008













ALEGORÍA


¡Es una mujer bella y de altiva garganta
que deja en el vino arrastrar sus cabellos!
Del antro los venenos, del amor la pezuña
resbalan y se liman en su cuerpo marmóreo.
Se ríe de la Muerte y del Libertinaje,
monstruos cuya mano que desgarra y destruye,
respeta sin embargo en sus terribles juegos
la ruda majestad de ese cuerpo tan firme.
Cual sultana descansa, camina como diosa;
en el amor profesa una fe mahometana.
Y sus brazos abiertos que sus dos senos colman,
atrae con su mirar a los seres humanos.
Cree, y sin duda sabe la virgen infecunda
pero tan necesaria a la marcha del mundo,
que la hermosura del cuerpo es don sublime
que logra por sí solo el perdón de la infamia.
Ignora el infierno igual que el Purgatorio
y al llegarle la hora de entregarse a la Noche
contemplará serena el rostro de la Muerte,
como un recién nacido_¡sin pesar y sin odio!










Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec










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jueves, 25 de diciembre de 2008












LA SERPIENTE QUE DANZA


Cuanto me gusta ver, querida indolente,
en tu cuerpo, tan bello,
como un tejido oscilante,
relucir tu piel.

En tu profunda cabellera
de acres perfumes,
mar vagabundo y oloroso
de olas azules y negras.

Cual un navío que se despierta
al viento matinal,
mi alma soñadora zarpa
hacia un lejano cielo.

Tus ojos que no muestran
suavidad ni amargura,
son dos heladas joyas en que el hierro
y el oro se confunden.

Viéndote andar, cadenciosa,
bella en tu descuido.
pareces una serpiente que danza
en equilibrio.

Bajo el fardo de tu pereza,
tu cabeza de niña
se mece con la molicie
de un elefante joven.

Y tu cuerpo se inclina y se alarga
cual navío esbelto
que navega de costa a costa, hundiendo
en el agua sus vergas.

Como una ola que ensancha
los glaciares fundidos,
cuando el licor de tu boca
moja tus dientes,

creo beber un vino de Bohemia,
victorioso y amargo,
¡un cielo líquido que siembra
mi corazón de estrellas!












Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.










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martes, 23 de diciembre de 2008












SONETO DE OTOÑO


Claro como el cristal, me preguntan tus ojos:
"¿para ti, extraño amante, cuál es pues mi atractivo?"
Se hermosa y callate, pues mi pecho al que irrita
todo, excepto el candor del animal antiguo,

no quiere descubrirte su secreto infernal,,
brizadora que invitas a los largos ensueños,
ni su negra leyenda que fue escrita con llamas.
¡Detesto la pasión y el ingenio me hiere!

Amemos dulcemente. El amor en su cueva
tenebrosa emboscado, tiende su arco fatal.
De su arsenal, ya viejo, conozco los recursos:

¡crimen, horror, locura! -Oh margarita pálida,
acaso como yo, ¿no eres sol de otoñada?
¡Oh Margarita mía, tan fría y tan blanca.










Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.











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domingo, 21 de diciembre de 2008













LA GIGANTA


Cuando el numen potente de la naturaleza
concebía a diario monstruosos engendros,
me hubiese consagrado a una joven giganta
como un gato sensual, a los pies de una reina.

Y me hubiera gustado ver florecer su cuerpo
con su alma, y crecer entre juegos terribles,
presentir si su pecho incuba oscuras llamas
en la húmeda niebla que nada entre sus ojos;

recorrer sin premura sus espléndidas formas;
trepar por la pendiente de sus grandes rodillas,
y a veces, en estío, cuando soles malsanos

le fatigan y la hacen tenderse en las praderas,
buscar para dormir la sombra de sus senos,
como un pueblo apacible, al pie de una montaña.











Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec











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viernes, 19 de diciembre de 2008












CANCIÓN DE SIESTA


Aunque tus malvadas cejas
te presten un aire extraño
que no es el que tiene un ángel,
¡bruja de incitante mirada!

¡te adoro, oh frívola mía,
oh mi terrible pasión,
con el fervor de un sacerdote
por su ídolo!

Los bosques y los desiertos
perfuman tus ásperas trenzas.
Tu cabeza tiene la actitud
del enigma y del secreto.

El aroma vaga en tu carne
como en torno de un incensario;
subyugas como la noche,
ninfa, tenebrosa y cálida.

¡Ah! los filtros más potentes
no valen lo que tu pereza,
y conoces la caricia
que resucita a los muertos.

Tus caderas se enamoran
de tu espalda y de tus senos,
y hechizas los almohadones
con tus lánguidas posturas.

A veces, para calmar
tu cólera misteriosa,
prodigas, con gravedad,
los besos y los mordiscos;

me desgarras, oh morena,
con una risa burlona
y sobre mi corazón pones
tu ojo suave cual la luna.

Bajo tus chapines de raso,
y bajo tus dos pies de seda,
pongo mi gran alegría,
mi destino y mi genio.

¡Mi alma que por ti ha sanado,
por ti, oh luz y color!
¡explosión de calma y paz
en mi Liberia tenebrosa!












Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec











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miércoles, 17 de diciembre de 2008













EL VINO DE LOS AMANTES


¡Hoy el espacio está espléndido!
Sin riendas, ni freno, ni espuelas,
a caballo sobre el vino
partamos a un mágico cielo.

Cual dos ángeles torturados
por implacable calentura
en el cristal de la mañana
sigamos un lueñe espejismo.

Y mecidos sobre el ala
de un torbellino inteligente,
en un delirio paralelo,

¡oh hermana juntos nadando,
huiremos sin descanso
al paraíso de nuestros sueños!











Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.









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lunes, 15 de diciembre de 2008













PAISAJE


Quiero, para hacer castamente mis églogas,
tenderme junto al cielo igual que los astrólogos;
cerca del campanario escuchar entre sueños
esos himnos solemnes que los vientos arrastran.
Las manos al mentón, en mi alta buhardilla
contemplaré el taller que charla y parlotea,
tubos y campanarios, mástiles de la urbe,
y esos vastos cielos que hablan de lo eterno.

Es grato ver surgir, a través de la bruma,
la estrella en el azul, en el balcón la lámpara,
los ríos de carbón subir al firmamento
y la luna verter sus pálidos encantos.

Veré la primavera, el otoño, el estío;
y al llegar el invierno de monótonas nieves
cerraré en todas partes persianas y postigos
para lanzar en la noche mis mágicos palacios.
Entonces soñaré azules horizontes,
jardines surtidores en pilas de alabastro,
pájaros que cantan mañana y noche, besos,
y todo lo infantil que nos trae el Idilio.
El motín, golpeando en vano mis cristales,
no me hará levantar la frente de la mesa;
pues estaré hundido en el puro deleite
de con mi voluntad crear la Primavera,
de arrancar un sol de mi pecho y de hacer
una atmósfera tibia, con mis ardientes sueños.











Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.










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sábado, 13 de diciembre de 2008












LAS DOS BUENAS HERMANAS


La Lujuria y la Muerte son dos buenas muchachas
pródigas en besos y de salud pletóricas,
cuya virgen cadera de guiñapos vestida
no ha parido jamás con penosos trabajos.

Al poeta siniestro que las familias odian,
querido en el infierno, cortesano sin rentas,
lupanares y tumbas le brindan en su olmeda
un tálamo que eluden los remordimientos.

El ataúd, la alcoba, fecundos en blasfemias
a su vez nos ofrecen como tiernas hermanas
horrorosas dulzuras y terribles placeres.

¿Cuándo vas a enterrarme, Libertinaje inmundo,
cuándo vendrás, oh Muerte, rival de sus encantos,
sobre mirtos infectos, a tus negros cipreses?












Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.









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jueves, 11 de diciembre de 2008













EL JUEGO


En sus mustios sillones, las viejas cortesanas
con sus pintadas cejas e incitantes pupilas,
con melindres y haciendo de sus orejas flacas
caer un rumorcillo de piedras y metal,

junto al verde tapete unos rostros sin savia,
los labios sin color, mandíbulas sin dientes,
y unos dedos crispados por fiebres infernales
hurgando en los senos o los bolsos vacíos;

bajo los sucios techos de una hilera de lámparas
y de enormes quinqués proyectan sus fulgores
en la sien tenebrosa de poetas ilustres
que van a derrochar su sangriento sudor;

He aquí el negro cuadro que en un sueño nocturno
clarividentes miraron mis pupilas.
Yo mismo en un rincón del taciturno antro
me vi, mudo, glacial, pensativo, envidiando

de todas esas gentes la pasión obstinada,
de esas viejas rameras la fúnebre alegría,
mientras audazmente ante mí traficaban
el uno con su honor, otra, con su hermosura.

¡Y se asustó mi pecho de envidiar a esos hombres
que corren con fervor hacía el sediento abismo,
y que ahítos de sangre, al fin preferirían
el dolor a la muerte, y el infierno a la nada!












Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.










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martes, 9 de diciembre de 2008













LA CARETA

Mirad ese tesoro de gracias florentinas;
en las curvas que ostenta su cuerpo musculoso
se hermanan, como diosas, la Elegancia y la Fuerza.

Esta mujer, creación en verdad milagrosa,
divinamente fuerte, divinamente esbelta,
nació para reinar en lechos suntuosos,
para encantar los ocios de un príncipe o un Papa.
-Contempla esa sonrisa, sutil, voluptuosa,
donde la vanidad sus éxtasis diluye;
ese largo mirar, burlón y solapado.
ese rostro, tan lindo en su marco de gasa,
en donde victorioso, cada rasgo nos dice:

"¡El placer me reclama y el Amor me corona!"
A este ser dotado de tanta majestad,
¡Qué incitante atractivo presta la gentileza!
¡Pero ven contemplemos de cerca su hermosura!

¡Oh blasfemia del arte! ¡oh sorpresa fatal!
¡La del cuerpo divino que la dicha promete,
se transforma en su cima, en un monstruo bicéfalo!

-!Ese rostro que alumbra una exquisita mueca
es tan solo una máscara, un engañoso adorno,
y mira; mira aquí, atrozmente crispada
la auténtica cabeza la verdadera faz,
reclinada al abrigo de esa otra faz que miente¡
¡Gran y pobre hermosura! ¡el magnífico río
de tu llanto se vierte en mi pecho angustiado;
tu engaño me embriaga y mi alma se abreva
en la fuente que abre el Dolor en tus ojos!

-¿Y por qué llora? Ella, hermosura perfecta
que tendría a sus pies la humanidad rendida...
¿Qué misterioso mal roe su flanco atlético?

-Llora, hombre, insensato, llora porque ha vivido,
y porque vive aún; mas lo que ella lamenta
sobre todo y la hace temblar estremecida,
es que mañana, ¡ay! debe seguir viviendo
y pasado mañana; siempre ¡como nosotros!













Poema: Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.












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domingo, 7 de diciembre de 2008













LA BELLEZA



Hermosa soy, mortales, como un sueño de piedra
y mi seno en que todos, por turno, se han herido,
creòse con el fin de inspirar al poeta
un amor mudo, eterno, igual que la materia.

Yo reino en el azul, esfige incomprendida.
A un corazòn de nieve uno el blancor de cisne;
detesto el movimiento que desplaza las lineas,
y no lloro jamàs, y nunca jamàs rìo.

Los poetas al ver mis nobles actitudes
que semejan la copia de airosos monumentos,
consumiràn sus dìas en austeros estudios,

pues para fascinar tan dòciles amantes
tengo, puros espejos que todo lo hermosean,
mis ojos, ¡grandes ojos de eternas claridades!










Poema: Charles Baudelaire.

Imagen: Toulouse Lautrec.











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viernes, 5 de diciembre de 2008












LA VIDA ANTERIOR


Yo viví largo tiempo bajo los amplios pórticos
que los soles marinos teñían de mil fuegos,
y que grandes pilares majestuosos y erguidos
trocaban por la noche en grutas de basalto.

La marea arrastrando la imagen de los cielos,
mezclaba de manera religiosa y solemne
los acordes potentes de su opulenta música
y el matiz del ocaso reflejado en mis ojos.

Fue allí donde gusté los tranquilos placeres,
en medio del azul, de las olas, del lujo,
y de esclavos desnudos, impregnados de aromas,

quienes me abanicaban con hojas de palmeras,
sin tener más cuidado que el de desentrañar
el secreto punzante de mi melancolía.










Poema: Charles Baudelaire.

Imagen: Toulouse Lautrec.









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miércoles, 3 de diciembre de 2008













EL ENEMIGO


Mi juventud no fue más que una tenebrosa
borrasca atravesada por deslumbrantes soles;
la lluvia y las centellas hicieron tal estrago
en mi huerto, que apenas tiene frutos bermejos.

Ya he llegado al otoño fatal de las ideas,
y es preciso emplear la pala y los rastrillos
trabajando de nuevo las tierras inundadas
donde se abrieron hoyos vastos como sepulcros.

Quien sabe si las nuevas flores con que yo sueño,
en el suelo encharcado encontrarán el místico
alimento que nutra su firme lozanía.

¡Oh dolor, oh dolor! el tiempo come vida
y el sombrío enemigo que el corazón nos roe
crece fuerte, bebiendo la sangre que perdimos.












Poema: Charles Baudelaire

Imagen: Toulouse Lautrec.











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lunes, 1 de diciembre de 2008












CORRESPONDENCIAS


Es la Natura un templo cuyos pilares vivos
alguna vez profieren balbucientes palabras;
allí el hombre atraviesa esos bosques de símbolos
que lo observan, mirándolo con ojos familiares.

Cual unos largos ecos que a distancia se funden
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la noche, como la luz inmensa,
se contestan perfumes, colores y sonidos.

Hay aromas tan frescos como la carne impúber,
dulces como los oboes, verdes como los prados
y existen otros ricos, triunfantes y perversos,

que logran la expansión de todo lo infinito;
el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso
que celebran los éxtasis del alma. y los sentidos.












Poema: CHARLES BAUDELAIRE.

Imagen: TOULOUSE LAUTREC.











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